Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama está bendítamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque todo lo que debe ser, será, y llegará naturalmente

MULTICULTURALISMO Y GLOBALIZACIÓN


       MULTICULTURALISMO Y GLOBALIZACIÓN


 Navarro, Ruth, Bonilla, José. (2005) “Multiculturalismo y globalización” 
en Ética y Valores I. México. Compañía Editorial Nueva Imagen
 









  • Magali Saikin: Tango y Género.Identidades y roles sexuales en el Tango Argentino. ABRAZOS books: 2004. ISBN 978-3-9807383-8-5
  • Manuel González: El Tango es machista? En: Punto Tango, Nr° 26, deciembre 2008. (texto completo en línea: puntotango.com.ar)
  • Sofía Cecconi: Tango Queer: territorio y performance de una apropiación divergente. En: Revista Transcultural de Música - TRANS 13 (2009), ISSN 1697-0101 - (texto completo en


INTRODUCCIÓN

Considerando el concepto de identidad cultural tanto individual como colectiva, el término mismo de cultura es fácilmente identificable sin más problemas que el de la perspectiva desde la cual se observa la cultura que se analiza, ya sea desde dentro o desde fuera. Sin embargo, al ser la cultura un proceso y cambiantes los sistemas culturales que crea, tendrán que considerarse, en la reconfiguración de las identidades culturales, por un lado, la marcada influencia de factores como la expansión de la presencia, la acción y la mediación, de los medios de comunicación; y por otra, los fenómenos que aún tienen lugar en el contexto de la globalización mundial: la colonización, la explotación, el racismo y la discriminación.

Las minorías étnicas latinoamericanas y las de otras partes del mundo aún reclaman su autodeterminación y el reconocimiento de sus raíces históricas. La lucha contra las nuevas formas que adopta el colonialismo, incluyendo sus componentes de explotación, violencia, racismo y discriminación, no será posible sin la recuperación histórica de las señas de identidad de los pueblos indígenas y si no hacemos  esfuerzos reales para comprender su cultura y sus tradiciones, que también son nuestra cultura y nuestras tradiciones.

4.1              CULTURA, IDENTIDAD Y MULTICULTURALIDAD

Si te molesta por su atuendo o acento, por sus términos raros para nombrar lo que tú llamas con distintas palabras, emprende un viaje, no a otro país (ni siquiera hace falta): a la ciudad más próxima. Verás cómo tú también eres extranjero.
José Emilio Pacheco

¿Por qué pensamos lo que pensamos?, ¿por qué nos gusta lo que nos gusta?, ¿por qué aspiramos a lo que aspiramos?, ¿qué nos caracteriza como mexicanos?, ¿qué compartimos como ciudadanos del mundo? Las respuestas tienen que ver con términos como cultura, identidad y multiculturalidad y hay que buscarlas en nuestra propia historia: es necesario conocer los conceptos, la forma en que han sido construidos para entender su significado.

¿Qué es la cultura?

Los sociólogos  la definen como “el complejo formado por los bienes materiales, conocimientos técnicos, creencias, moral, costumbres y normas de derecho, así como otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”.[1] Para ellos, la sociedad no puede existir sin la cultura y la cultura sólo existe dentro de la sociedad.

Los antropólogos sostienen que las variaciones de las pautas culturales específicas de los grupos humanos han desembocado en una distinción entre la cultura como concepto general y una cultura o conjunto de pautas característico de un grupo. Así, la cultura es la resultante del proceso de adaptación al medio y de la lucha por la vida que lleva a cabo el hombre. Pero el medio varía en lo físico y en lo social y también la forma en que el hombre se adapta a él. Ésta es la manera en que se originan diversas formas de cultura, cada una con características propias y diferentes de las demás. Imagínate a un adolescente korubo nativo de las últimas tribus indígenas de Brasil, que fuera llevado a Norteamérica y criado allí, sería muy diferente de lo que hubiera sido de haber crecido en las selvas del Amazonas. Hubiera tenido una muy diferente herencia social.

Pero, ¿sabes tú qué es la herencia social? Pues son las cosas que los hombres aprenden cuando son entrenados dentro de un grupo humano particular; son las “tradiciones” o “tradiciones culturales”, como el día de muertos en México, o los huevos de pascua en la Unión Americana. A los grupos humanos que comparten ideas, sentimientos y prácticas los llamaremos sistemas culturales. Por ejemplo: los tzotziles en Chiapas, los seris en Sonora, esquimales, navajos, musulmanes, etcétera.

Ahora bien, definir un sistema cultural es una tarea difícil ya que como sistema es un proceso, no es algo acabado; constantemente se está formando, disolviendo, agrupando, reproduciendo, fusionando, creciendo, declinando y desapareciendo. ¿Te dice algo la declinación del Imperio Romano de Occidente, el surgimiento del Imperio Romano de Oriente o Bizantino, la expansión islámica en el sur de Europa, la Edad Media Europea, el Colonialismo Español en América?

¿Qué factores deberíamos tener en cuenta para identificar y estudiar una cultura? El territorio, el tiempo, la afiliación de los miembros, la interacción entre ellos y sus conductas características o costumbres. Es aquí donde entra en escena la Ética que, como ya se había planteado en la primera unidad, busca descubrir, clarificar y comprender las relaciones que se establecen entre el actuar humano, los valores y las normas morales que se gestan y desarrollan en la vida social.

Abordaremos ahora la cuestión de la identidad que se relaciona directamente con la pertenencia a un grupo y el actuar humano. ¿Qué es la identidad? Algunos diccionarios de psicología la definen como la característica de un organismo que persiste sin cambio esencial. Por ejemplo, aunque ganes una beca y decidas estudiar en otro país, no dejas de ser mexicano. Aunque algún día te cases, seguirás siendo el hijo de tus padres. Por tanto, la identidad personal es la existencia continua de un individuo determinado a pesar de los cambios en sus funciones y estructura. El multiculturalismo y la identidad son términos que por su relación directa con la cultura, resultan complejos de definir.

Pero, ¿cómo se forma la identidad? ¿Cómo te sabes mexicano? Por todo lo que hemos aprendido como miembros en un medio o contexto social; por todo aquello que nos identifica específicamente como miembros de una cultura, en nuestro caso como mexicanos. Y si la cultura es la resultante del proceso de adaptación al medio y éste varía en lo físico, en lo social y también en la forma en que nos adaptamos a él, entonces podemos afirmar que vivimos entre formas de cultura muy diferentes, cada una con características propias y diferenciales de las demás. A esto le llamaremos multiculturalismo. Tomemos el ejemplo del estado de Veracruz: conviven en su territorio nahuas, totonacos, huastecos, zapotecos, popolocas y otomíes. Alejémonos y observemos ahora la Republica Mexicana, en ella se hablan más de cincuenta lenguas indígenas. Esto es lo que constituye la diversidad cultural.

La multiculturalidad es más que la exigencia de muchas culturas y muchos idiomas en un mismo territorio. Para los pueblos indígenas tiene como base la diversidad, principio cosmogónico y milenario. Desde los orígenes, los pueblos autóctonos han sabido de la existencia de otros pueblos, reflejada muchas veces en la concepción filosófica y en las representaciones mitológicas y simbólicas, tales como el maíz de diferentes colores: rojo, amarillo, blanco y negro, como una manera de representar la diversidad humana.

Ahora, reflexiona no sólo en nuestra diversidad cultural nacional sino en la del mundo entero. En “Replantear el debate en torno a la cultura”, Lourdes Arizpe sostiene: “…en todos los países del mundo, hoy en día, hay gente deseosa de efectuar intercambios y cooperar. Ello está dando vida a una sociedad civil global basada en una confederación de culturas. Del mismo modo, también hay individuos y grupos que desean imponer su voluntad y su poder a otros de dentro o fuera de sus culturas y religiones.” Se trata, entonces de que sin negar la diversidad cultural, apostemos por la pluralidad cultural, por la multiculturalidad en la que el respeto y la tolerancia sean la base de la convivencia pacífica, y la Ética pueda señalar el camino hacia la integración planetaria y la paz mundial.

4.1.1        Conceptos de cultura

La filosofía es una actividad viva y plena de sentido, propia de unos sujetos socioculturales que a través de formas de ser y de estar en el mundo, expresan su comprensión de la realidad en un momento histórico y social determinado. Constituye un saber conceptual representativo del grado de conocimiento y autoconocimiento alcanzado por el género humano. Parte siempre de un sujeto social concreto por lo que se encuentra profundamente integrada a una determinada cultura y en continua evolución.


¿Sólo se ha manejado el concepto de cultura?

A estas alturas y por el uso casi indistinto que los autores hicieron de este concepto, seguramente debes estar preguntándote: ¿Cuál es la diferencia entre cultura y sociedad? Ambos términos, como ya lo habíamos asentado, son interdependientes y no se puede hablar de uno sin referirse al otro. Sociedad equivaldría a pueblo y cultura a la forma de comportamiento de dicho pueblo.

Muchos autores se han ocupado en tratar de definir la cultura, aunque lo más importante será que podamos observar cómo ha ido cambiando la forma de concebirla, desde una visión estática hasta una enunciación más dinámica a partir de su relación con la antropología contemporánea.

Desde la antigüedad, Aristóteles ya había considerado que además de categorías teóricas que ordenaran el conocimiento de la realidad, era necesario tener en cuenta elementos preteóricos, tales como los valores asumidos al formular esas categorías. La asunción de esos valores implicaba la afirmación de que lo mejor y más apropiado en todos los órdenes era lo natural, teniendo por tal la existencia de jerarquías, siendo éste el principio que legitimó por largo tiempo las desigualdades en la familia y en la sociedad.

En la modernidad encontramos desarrollos teóricos vinculados al tema cultural en el pensamiento ilustrado; pero en este caso, de lo que se trata es de reconstruir la cultura con base en la razón, elevando como ideal el progreso del hombre hacia su felicidad y perfección, lo cual se lograría erradicando toda pauta cultural basada en la obediencia ciega y en la mera tradición. Más que describir el mundo de las costumbres y rescatar la diversidad de formas culturales sobre las cuales avanzó el proceso civilizatorio, fue tarea de los filósofos modernos la de poner como valioso este proceso-proyecto bajo categorías tales como: nación, pueblo, estado, espíritu, razón.

En el pensamiento filosófico moderno, la cultura fue entendida como civilización; resaltando activamente sus posibilidades como proceso social creador de “estilos de vida” específicos. Prevaleció así un discurso justificador de los cambios económicos y sociales que trajo el proyecto “modernizador” tratando de extender esta cultura a los distintos puntos del globo. Las ideas de Kant alcanzaron gran difusión durante el siglo XIX avanzando en dirección de un sistema jurídico cosmopolita que contemplaba la relación  de cualquier ciudadano con cualquier Estado del mundo. Kant planteó elementos para el tratamiento del tema de la ciudadanía en relación con las modalidades culturales específicas de las naciones.

En la actualidad y ligada a un punto de vista dinámico, Mario Bunge (1985) plantea que la cultura “…no se conserva: se cultiva y se enriquece o se pierde”. Esto nos conduce a ver la cultura como un hecho social, y como lo sostiene De Lucas (1995), “…como un producto de la comunicación, del intercambio y del dinamismo del grupo, tanto en su interior, como en su relación con otros.”

Este cambio en la manera de concebir la cultura posibilita la construcción de una cultura plural y solidaria, que al asumir el diálogo, la interacción y el intercambio da lugar a procesos de reflexión que van más allá de las propias fronteras culturales.



4.1.2        Elementos de la identidad individual y colectiva

¿Qué hace que te sientas mexicano? ¿Por qué será que te enorgullecen los triunfos de Ana Gabriela Guevara en atletismo como si fuera tu prima o los hubieras logrado tú? ¿Eres de los que nunca ve un partido de fútbol, pero cuando juega la selección nacional no te lo pierdes por nada? Por casualidad, ¿te sabes la letra de alguna canción popular como “Cielito Lindo”, “México lindo y querido” o “El rey” sin haber tratado nunca de aprenderlas conscientemente?

Esto sucede porque al pertenecer a una misma cultura, a un mismo sistema cultural, compartimos elementos comunes que nos dan sentido como individuos y como miembros de esa colectividad. El ser humano es un ser gregario, lo cual significa que tiene necesidad de vivir con los demás, en sociedad. Por mucho que tengas deseos de aislarte, podrás hacerlo a veces, pero será una situación difícil de mantener por largo tiempo, ya que compartir con los demás es una necesidad vital de las personas.

Por encima de la perspectiva desde la que se analizan los hechos de cultura, es importante el estudio de los vínculos e identificaciones que los hombres y los grupos humanos establecen entre los componentes de la cultura y su propio autoconcepto como persona. Los constructor de la cultura (lo que ella crea: sentimientos, actitudes, creencias, valores, etc.) se convierten en filtros para la interpretación de la identidad ajena y en mediadores para la representación de la identidad del otro, favoreciendo la aparición de prejuicios sociales, fobias/filias, actitudes de aceptación/rechazo. Esto en parte sirve para proteger la propia identidad y para preservar la seguridad de la propia posición y autoconcepto, cuando nos sentimos amenazados por la identidad del extraño que intenta ocupar, dentro de mi propio espacio de referencia, un lugar (posición, ocupación, status).

¿No te ha pasado, que avanzado el semestre escolar y al llegar al salón un nuevo compañero que atrae la atención de los otros, te sientes como relegado, y hasta sin conocer a ese joven  te cae mal? ¿Y que tal se siente ser ese joven nuevo? ¿Te imaginas llegar a un lugar donde no conoces a nadie? Dice Mario Benedetti  que “…la soledad es la hierva del exilio” y  también de los que llegan a lugares nuevos sin conocer a nadie”.

Y puesto que nuestras conductas muestran pautas regulares y recurrentes  y somos  seres sociales y no aislados; al observar la forma como viven las personas podremos observar que aunque hay una variedad infinita de comportamientos, los seres humanos repetimos frecuentemente cierta clase de acciones. Pareciera como si actuáramos de manera estandarizada. ¿Te has fijado que en las fiestas y discos juveniles, la mayoría tiende a vestir de negro?

Ahora bien, la existencia de una pauta (vestirse de negro) no significa identidad completa de conducta  (vas vestido de negro, pero no bailas o no consumes alcohol); lo único que significa es que hay elementos comunes que pueden ser abstraídos. Estos elementos son parte de las costumbres y tradiciones de un grupo o sistema y reflejan su cultura.

¿Por qué es importante saber cuáles son los elementos de una cultura? porque nos permitirían identificar las pautas culturales reproducidas y reconocer si forman parte de nuestra identidad individual y colectiva, para aprender a valorarlas y a respetar la de otros grupos humanos.

Desde el concepto de identidad cultural como conjunto de prácticas sociales y materiales tanto individuales como colectivas, el término mismo de cultura es fácilmente identificable sin más problema que el de la perspectiva desde la cual se observa la cultura que se analiza, ya sea desde dentro o desde fuera. Sin embargo, podemos enumerar los siguientes elementos constituyentes que, para efecto de análisis, presentamos aislados pero que conforman un todo articulado, que es lo que precisamente confiere la cualidad de identidad individual y colectiva: territorio, lengua, historia, tradiciones y costumbres. Analicemos uno por uno.


  • TERRITORIO. Sólo se puede pensar en la adquisición de derechos y deberes cuando se ha institucionalizado una comunidad política que ha fijado sus límites territoriales. Sin marcos legales, sin fronteras espaciales, sin identidades afirmadas a comunidades territoriales es imposible plantear el surgimiento de la ciudadanía y mucho menos posible comprender la evolución del concepto según las realidades históricas.[2]

  • LENGUA. Para todos los pueblos del mundo el lenguaje es una de las máximas expresiones; por ello, para los Pueblos  Indígenas cobra una especial importancia porque en él se encuentra codificada la visión cósmica de la vida.

A raíz de las invasiones y colonizaciones por parte de otras culturas, los idiomas indígenas, en la mayoría de los países, han sido relegados y suplantados por un idioma oficial, propio de la cultura invasora. Sin embargo, en los últimos años, el impulso por la lucha del reconocimiento legal de los idiomas de los pueblos indígenas es cada vez más fuerte, pero más que su reconocimiento legal, los pueblos indígenas están conscientes de la necesidad de preservar su idioma, como garantía cultural ya que la comunicación oral juega un papel importante para la transmisión de todas aquellas experiencias y sabiduría ancestral que han pasado de generación en generación. Este proceso de transmisión oral hace que hoy día subsistan más de 40 millones de indígenas en América Latina, lo que equivale a 10% de la población total de las regiones, en las que sobreviven más de 500 idiomas indígenas y un sinnúmero de conocimientos, tecnologías y saberes, producto de miles de años de convivencia con la naturaleza.

A través de la lengua se crea, recrea, transmite y se reafirma la identidad cultural individual y colectiva, y se garantiza la transmisión de valores y principios, así como las formas propias de organización jurídica y sociopolítica.

  • HISTORIA. Nos referimos a todas las manifestaciones y expresiones propias de los pueblos indígenas que se van transformando en el tiempo y el espacio, entre ellas: ritos, modos de concebir la vida social y natural, economía, vestuario, construcciones arquitectónicas, calendarios o medidores de tiempo, música, danza, artesanía, etcétera.


La historia da cuenta de todas estas manifestaciones, de sus orígenes, de sus transformaciones, de sus fusiones, de su progreso o declinación. Registra los acontecimientos vitales, los grandes descubrimientos, la ciencia, las matemáticas, las habilidades y la visión cósmica.

Testimonio de nuestra historia son: las grandes construcciones arquitectónicas mayas, aztecas, toltecas, olmecas; los diferentes tejidos, los calendarios azteca y maya, las piedras talladas, la pintura; las artesanías que son grandes creaciones en las que se encuentran reflejadas la historia y el pensamiento de los pueblos.

  • COSTUMBRES Y TRADICIONES. La cultura es un proceso y una construcción social e histórica. A lo largo de las generaciones ha sido creada, recreada, transmitida y reafirmada a través de tradiciones y costumbres heredadas de padres a hijos. Para las culturas indígenas, son vehículos fundamentales: el lenguaje, el sistema educativo y las distintas formas de comunicación y expresión que al adquirir peculiaridad, conforman las costumbres y su persistencia como tradiciones. Las costumbres son hábitos que manifiestan los principios morales en los que se inspira el comportamiento de una colectividad. En la cultura de los antiguos mexicanos, los principios morales aparecen estrechamente relacionados con las divinidades, lo cual se reflejo en el contenido de su religión que impregnó todo el ámbito de la cotidianidad indígena y sus producciones culturales. Forma parte de nuestras tradiciones el acervo de conocimientos de medicina preventiva y curativa con diferentes clases de hierbas, la ceniza, la cal, las semillas de plantas y animales. También nos referimos al conocimiento de la naturaleza y el cosmos.

Desde la aparición de los antiguos sistemas culturales hasta nuestros días, la mujer, como en casi todos los procesos de la vida, fue la encargada de transmitir históricamente los valores de la comunidad para garantizar la co-existencia de la cultura.


4.1.3        Valores que identifican a una cultura étnica, regional o nacional


DURANTE la América prehispánica, la educación en el señorío azteca fue tal vez la mejor desarrollada (por ser la síntesis de otras culturas) ya que a la educación del hogar, se le agregó la educación escolarizada. Se contaba con varios establecimientos de diferente nivel de conocimientos y distinta especialidad de oficios en cada barrio. Considerando la cantidad de habitantes, se puede hablar de un servicio educativo suficiente. La educación doméstica era muy cuidadosa, los adultos que rodeaban al niño (sobre todo el padre y la madre), eran responsables de sentar bases consistentes para la formación de hombre y mujeres que engrandecieran la cultura mexica o azteca. Ello no sólo en el aspecto expansionista, sino también en los rubros de cultura, conocimiento científico, respeto y desarrollo de sus instituciones, así como el reconocimiento de la naturaleza.

     Esta educación se conformaba con grandes dosis afectuosas, y se concedía gran importancia a los niños. […]

     En el nivel familiar de la educación, se daba una constante comunicación entre padres e hijos para darles consejos. Había demostraciones afectuosas y cotidianas, tanto en las expresiones utilizadas para dirigirse a ellos (“niño mío, piedrita preciosa, plumita de quetzal, etcétera”), había canciones de cuna con palabras amorosas para que los niños y niñas experimentaran seguridad, se sintieran queridos y así lograban que amaran a los suyos y se sintieran orgullosos de pertenecer a su grupo. La transmisión de conocimientos, valores, costumbres, etcétera, se hacía de manera muy didáctica. A los niños se les construían juguetes; éstos consistían en aperos de labranzas pequeños, acordes al tamaño del niño y los juguetes de las niñas eran los utensilios de cocina y telares chiquitos, que posteriormente como adultos tendrían que saber usar para cumplir sus obligaciones. Con disciplina necesariamente escrita, cuyo objetivo era lograr la expansión del señorío, para los pequeños era más cariñosa y a medida que los niños crecían se iba tornando más rígida. A los adolescentes se les castigaba corporalmente; no así a los pequeños. A niños y adolescentes se les inculcaba amor a la madre y al padre, reverencia a los ancianos, misericordia a los pobres y desvalidos; también el apego al cumplimiento del deber, alta estima de la verdad y de la justicia, así como aversión a la materia, al libertinaje y al abuso. Se cuidaba de que los niños no vieran actos ni pinturas torpes, no oyeran feas platicas ni palabras vulgares, porque “lo que se ve, oye y habla en la niñez, se vuelve costumbre en el adulto”.

     La educación de los aztecas tenía bases morales muy sólidas. El afecto y el ejemplo eran elementos fundamentales, por lo que se lograba un aprendizaje eficaz en la transmisión de conocimientos y valores. La educación institucionalizada era realmente integral: una verdadera extensión de los principios familiares. No había divorcio o contradicción entre lo que se enseñaba en la casa, “cali”, y la escuela, “tepochcalli”, o “calmecac”.

     La filosofía descansaba en los pilares de un espíritu de lucha por la vida y por su pueblo, de amor por sus hermanos y por la naturaleza, así como el misticismo de una verdadera comprensión del cosmos.

     En las escuelas llamadas Tepochcalli –15 por cada callpulli o barrio-, o lo que hoy vendría a ser la educación básica, se enseñaba el cultivo de la tierra y  educación elemental militarizada. Con una enseñanza práctica, aprendían a labrar la tierra, labrándola. En la educación para la guerra, con un inflexible código de honor, aprendían el manejo de las armas, a resistir el hambre, la sed, la fatiga, el frío, la humedad, la lluvia; a perseguir al enemigo sin ser visto y a hacer caer a éste en emboscadas. Al mismo se les enseñaba juegos y deportes, cantos, danzas, relatos épicos y leyendas místicas. Asimismo, se les iniciaba en diferentes oficios.

     Sólo los que demostraban capacidad, habilidad y aptitudes suficientes, lograban ingresar al nivel educativo superior, calmecac (casa de altos estudios), independientemente de su sexo y origen social. En el calmecac se enseñaban cantos, arquitectura, astrología, interpretación de los sueños, geometría, a medir el tiempo, geografía, aritmética, herbolaria, zoología, historia, literatura, metalurgia, el arte de tejido de plumas, a escribir y descifrar jeroglíficos, pictográficos, ideográficos y fonéticos (escritura que se componía de signos o caracteres, un sistema lingüístico sumamente completo y complejo que sólo puede entenderse e interpretarse correctamente conociendo la filosofía del pueblo azteca), y estrategias militares. Todo lo iniciado en el tepochcalli se perfeccionaba en el calmecac. Además el calmecac tenía sus extensiones: el cuicacalli, casa de canto y danza, y el amozcalli, biblioteca.

     La educación tenía como objetivo “cultivar el rostro”, porque el rostro refleja la expresión de la vida interior del ser humano: un corazón noble, sabiduría, así como fuerza de voluntad y del cuerpo en un equilibrio para ser creativo con el corazón y con las manos.
El financiero, agosto, 1997, p. 61.

Los contactos entre personas, entre culturas, son el vehículo, son el vehículo propio y el continente de los elementos y componentes esenciales de las culturas.

El concepto de cultura ha sido de manera privilegiada referido a los patrones de identidad de los grupos individuales, mientras que el hecho del interculturalismo ha sido interpretado como encuentro entre culturas; obliga a recuperar los conceptos universales de cultura, de la universalidad de los hechos culturales y de los valores comunes que sustentan la diversidad de pautas culturales en el mundo.

En América Latina sobreviven más de 30 millones de indígenas, de ahí que la diversidad étnica en nuestros países constituya una dimensión fundamental imposible de ignorar en las previsiones de la modernidad.

Estos grupos étnicos “… poseen un cierto grado de articulación interna, comparten códigos comunes y una ideología de la diferencia (un “nosotros” diferente de “los otros”) que abarca aspectos históricos profundos capaces de justificar la conciencia de ser una sociedad distinta…” Sus códigos e ideología son sostenidos por una memoria colectiva y un sistema de valores que estructuran su forma de ver el mundo que les confiere identidad.

Una tarea muy importante en la construcción de nuestra identidad tiene que ver con el reconocimiento de nuestra cultura étnica, regional o nacional y requiere la identificación de los sistemas de valores que la respaldan.

(Milton Rokeach, en su libro) La naturaleza de los valores humanos, sostiene que el concepto de los valores es medular en las ciencias sociales y fundamental en el estudio de la cultura, la sociedad y la personalidad. Este autor define un sistema de valores como una organización permanente de creencias respecto de modos preferibles de comportamiento a lo largo de una escala que establece la importancia relativa de cada uno. Por ejemplo: estudiar, encontrar un empleo, independizarse de la familia, casarse, tener hijos, etcétera.

Los sistemas de valores cumplen funciones muy importantes:

a)      Estructuran una visión del mundo y el sentido y proyectos de vida. Proporcionan unidad, sentido y finalidad. Caracterizan a una persona o grupo social orientando sus acciones y permitiéndoles ubicarse frente a sí mismos y los demás, a través de la comprensión del mundo dada por el acuerdo de percepciones, creencias, ideas y cultura.
b)      Normativa. Permiten asumir una postura frente a cualquier situación o evento social, predisponiendo a favor o en contra de una idea. Determinan los patrones de comportamientos aceptados y esperados, ejerciendo la función de control social mediante las normas.
c)      De solución de conflictos y toma de decisiones. Gracias a la organización de principios y reglas de preferencia que involucra, funciona como elemento primordial en los procesos de selección de alternativas, solución de conflictos y toma de decisiones.
d)     De motivación. La estructura de valores articula y está asociada a las necesidades humanas que determinan sus motivaciones.
e)      De formación de la identidad, integración y adaptación social. Crean un marco de referencia común que permite la convivencia y la cohesión social e implican un compromiso de comportamiento.

Para los pueblos indígenas, la espiritualidad es energía, esencia y acción; el espíritu está dentro de la materia, está íntimamente relacionado con el cosmos y todos los elementos dentro de él van adquiriendo un valor sagrado, de aquí que todos los seres que habitan en la naturaleza viven en comunidad y se complementan en su existencia. Éste es el valor fundamental que sustenta el sentido comunitario, que se concreta en la actitud de solidaridad entre todos los pueblos indígenas, con ello se alimenta y fundamenta su identidad y se fortalecen sus valores.

Por su gran trascendencia y repercusión en los ámbitos regionales y nacionales, revisaremos ahora los principios y valores comunes a las culturas étnicas.

  1. Lo comunitario, reflejado como una vida en relación estrecha de las personas con su entorno, en una condición de respeto e igualdad, en donde nadie es superior a otro. Se comparte en el trabajo, las fiestas, las bodas, acompañamiento en las enfermedades  y la muerte. Existe el servicio a la comunidad en diferentes niveles hasta llegar a pertenecer al consejo de ancianas y ancianos.
  2. El equilibrio, que significa velar por la vida y permanencia de todos los seres en el espacio y en la naturaleza. La destrucción de alguna de las especies afecta la vida de los demás seres; el uso racional de los recursos materiales nos conducen al equilibrio y a la rectitud de nuestra vida.
  3. La armonía, que es estar bien con nosotros mismos y los demás.
  4. El respeto. En la concepción indígena, nuestros mayores son merecedores del mayor respeto; actitud que se extiende a todos los demás seres en la naturaleza.
  5. La dualidad o dualismo es lo femenino y masculino en una misma deidad, como dos fuerzas energéticas en uno mismo que permiten el equilibrio en la visión y la acción; es la integridad de un todo que nos conduce la complementariedad.
  6. La cuatriedad representa la totalidad y el equilibrio cósmico, lo completo, representado en los cuatro puntos cardinales, la unidad y la totalidad del universo.

Hay valores que tienen un potencial unificador y se transmiten a manera de mitos, símbolos y convicciones políticas y religiosas, especialmente en las culturas nacionales. A nivel regional, los valores étnicos se particularizan y matizan y se hacen presentes en las costumbres, tono y formas de expresión verbal, indumentaria, artesanía, expresiones artísticas y características de personalidad. Un ejemplo de lo anterior serían los norteños y los sureños en nuestro país o los chicanos en la Unión Americana.
Los valores son guías de conducta que tienen un carácter simbólico y una gran carga emocional, que obstaculizan su transformación al ritmo que la modernidad lo requiere. No pueden imponerse, sino que se requiere promoverlos entre individuos y grupos para que éstos los acepten. ¿Cuántas veces te han pedido tus maestros que mantengas limpio tu salón de clases?

El momento actual parece sumirnos en cierto desasosiego cultural ante el desconocimiento, el rechazo o el abandono de valores que antes nos daban identidad.

4.1.4    Identidad, autenticidad y autonomía culturales

¿Tienes alguna credencial que te identifique?, ¿te has fijado en los datos que contiene y el tipo de información que proporciona?, ¿crees que lo que está en esta credencial define lo que tú eres? ¡Claro que no! La identidad de las personas, la tuya y la mía, la construimos nosotros mismos a través del conocimiento del mundo en que vivimos, dependiendo de cómo vivimos nuestra vida, de lo que pensamos y sabemos de otras personas, de si sabemos lo que piensan los otros de nosotros y de cómo nos tratamos mutuamente. Cuando nos formamos un juicio sobre el otro, sobre los demás, algún modo ya estamos elaborando un concepto de nosotros mismos, y este juicio va a influir muchísimo en nuestra manera de ser, pues normalmente nuestro comportamiento se ajustará a ese concepto. Hasta aquí hemos hablado de la identidad personal, pero existen otros dos tipos de identidad: la grupal y la social. Vamos a definirla, aunque nos centraremos específicamente en la identidad social.

La identidad personal es la que construye el individuo de acuerdo con la manera de cómo su conducta personal satisface las expectativas de los que le rodean (especialmente la familia), pues ellos son su marco de referencia para conformar su modo de ser.

La identidad grupal es la que se forma como resultado del contacto continuo y sistemático con un grupo, como por ejemplo, tus amigos de la prepa o tus cuates de la colonia o de algún equipo deportivo, religioso o social al que pertenezcas. Este contacto nos involucra con todo un sistema de símbolos concretos, relaciones y normas específicas que se manifiestan en nuestras vidas.

La identidad social es la que se origina por el entrecruzamiento de identidades que se mezclan y se relacionan en el seno de la sociedad.

¿Te imaginas los conflictos que pueden suscitarse cuando estas identidades chocan? Por ejemplo, lo que se considera apropiado en un grupo puede parecer de mal gusto o extraño en otro, pero es la cultura la que determina lo que es apropiado; de ahí que identidad y cultura son conceptos que, por razones que veremos más ampliamente, están fuertemente ligados.

Para comprender la cultura se requiere considerar la identidad y la diferencia: es difícil saber de mí si no tengo conciencia de los otros; pero no puedo saber del mundo si no lo intento desde lo que yo soy. Así, en la identidad confluyen todos los elementos psicológicos, sociales, éticos, políticos, biológicos y estéticos que nos constituyen.

Una de las características esenciales de la cultura contemporánea es la tendencia a generar sectores sociales de identificación (por ejemplo, los chavos banda, los hippies); pero estos sectores no pueden considerarse culturas aparte o subculturas porque la cultura es multidireccional y se desplaza en múltiples niveles; no se le puede fragmentar para ser comprendida pues es un todo con significación y sentido. Lo que sí se puede hacer es estudiar sus rituales y sus instituciones ya que en ellos se refleja la organización y la estructura de la sociedad y la naturaleza.
Los rituales representan los credos de cada comunidad cultural; expresan sus peculiaridades y al hacerlo confieren identidad a sus miembros; veamos un ejemplo: la música rock expresa el modo de ser de la juventud, “…engloba lenguaje, costumbres y concepciones, genera una retroalimentación con otras expresiones artísticas; como comunicación, brinda forma y contenido (muy propicios para su masificación a través de los medios de comunicación y se vincula claramente con las transformaciones políticas, sociales, económicas y tecnológicas de los últimos cincuenta años de la humanidad”.[3] Pero el rock se regionaliza y se peculiariza, propiciando las diversas manifestaciones con las que los diferentes sectores sociales se identificarán. El rock como ritual va a generar identidad social a partir de la simbolización de una igualdad y pertenencia comunitarias.

Otro ejemplo podemos observarlo en los rituales de los chavos banda, que proveen a los jóvenes elementos que constituyen su identidad (hacia adentro) y su diferencia (hacia fuera).

Pero, aun cuando estas manifestaciones culturales (el rock y los chavos banda) puedan no ser reconocidas como tales, no se puede negar que otorgan identidad.

Otro factor a considerar en la conformación de la identidad es el papel que juegan los medios masivos de comunicación que publicitan una forma de vida cotidiana que no se retroalimentan de la sociedad que los consume. En tanto no representan la realidad de la comunidad social a la que se dirige, no producen cultura, sólo postulan un modelo genérico de identidad para los consumidores, pero sin tenerlos en cuenta. Esto genera la falta de autenticidad cultural: la identidad como de apropiación simbólica deja de centrarse en las prácticas sociales y culturales de una comunidad de referencia para situarse en la dimensión  del consumo. ¿Qué modelo de relaciones familiares publicitan las telenovelas? Padre e hijo enfrentados por el amor de una mujer, madre e hija compitiendo por un nuevo look.

La estrecha dependencia del individuo con respecto al medio social y al hecho de que obtenga buena parte de su identidad de los valores, normas, creencias y prácticas de su grupo, no significa que una persona sea un mero instrumento de su comunidad o que su identidad sea sólo reflejo de la cultura. La sociedad no es un titiritero que nos mueve a su antojo, ni nosotros somos autómatas que cumplimos mecánicamente sus decretos. La autonomía cultural sostiene que sólo las sociedades que preservan su cultura pueden movilizarse, organizarse y luchar por su reconocimiento. La cultura es también un elemento esencial del proceso histórico y en ella reside la capacidad de elaborar o fecundar elementos que aseguren la continuidad, el progreso o regresión de la historia. Para que exista autonomía cultural, cada persona, cada comunidad debe conocer y recrear la historia de su cultura, discriminar las influencias nocivas y toda clase de sometimiento, para abrirse a otras culturas en el reconocimiento de lo común y en la búsqueda cooperativa de valores universales para el bien de la humanidad.







[1] J. Nodarse, 1962.
[2] Marshall, 1949; Turner, 1990, Mann, 1987.
[3] Ramiro Navarro Kuri, 1996